‘The Serenity Of Suffering’, KORN: Abrir la boca y no dejar lugar a dudas

Algún día la comunidad metalera al completo se sentará definitivamente a negociar la paz en este conflicto con el nu metal. Espero que en esa negociación sea condición necesaria que todas las bandas que continúen por la senda del género engendrado en los años noventa entreguen las armas. Sin condiciones. A partir de ahí, buscaremos una salida digna para todo ese grupo de personas (no les deseo mal alguno). Pero que se rindan ya. Por su bien y por el de toda la gente que siente un cierto respeto por la música extrema.

Si desprendo esta cantidad de bilis en esta crítica es porque The Serenity Of Suffering (2016), último LP de Korn, ha despertado en mí una vena hater que no creía poseer. Las razones son sencillas, y lo cierto es que el álbum no es capaz de soportar un mínimo análisis de calidad, de modo que me he tomado la licencia de emplear unas líneas para descargar mi ira.

Dicho esto, expliquemos por qué este disco es tan hiriente. No son necesarias demasiadas escuchas para comprender a qué suena este nuevo trabajo de los padres del nu metal, pues los riffs, las melodías, los ritmos, las texturas, los timbres, las estructuras y las letras no son otra cosa que un refrito de su «etapa gloriosa» (de Follow the Leader a Untouchables).

Pero, aunque esto es claramente lamentable, no es la razón única del fracaso de The Serenity Of Suffering. Echamos un vistazo a la senda que han recorrido los de Bakersfield en los últimos años y encontramos los grandes fracasos del dubstep de The Path Of Totality (estas cosas pasan cuando te juntas con Skrillex) y de los juegos poperos de The Paradigm Shift. Dos fracasos, sí, pero al menos apuntaban hacia direcciones inexploradas por Jonathan Davis y compañía. El retorno al sonido del puro nu metal que les dio el éxito mainstream no es sino el reconocimiento de los grandes errores del pasado reciente, y la claudicación final de la creatividad. Quizá han buscado un poco más de agresividad (ciertamente este es uno de sus discos más «extremos»), pero sin arriesgar. Si innovar no se nos da bien, han debido pensar, vamos a repetir lo que sabemos hacer.

Y así ha sido. Lo han repetido… en demasía. The Serenity Of Suffering es un trabajo repetitivo, anacrónico, previsible y autorreferente, repleto de recursos manidos y guiños de sobra conocidos. No es que a estas alturas debamos esperar un giro en la carrera de Korn hacia nuevas experiencias compositivas e interpretativas; de hecho, nadie con dos dedos de frente lo espera. Sin embargo, es inevitable fruncir el ceño al transitar por las escenas que nos presenta el quinteto en su último álbum.

‘Insane’ y ‘Rotting In Vain’, que bien pueden ser de lo más destacado del conjunto (lo cual tampoco es decir mucho) abren el camino recordando a los trabajos de finales de los noventa: bajo golpeado de Fieldy, riffs graves contrastantes con las guitarras casi limpias de las estrofas, percusión contundente y Davis pasando de la melodía al gutural o al simple grito, con scatting incluido. ‘A Different World’, que remite con más descaro aún a Issues, nos ofrece la innecesaria aportación de un Corey Taylor que hace evidente su cada vez peor forma.

Lo que me lleva a señalar que Korn, lejos de ser conscientes de sus errores, parecen empeñados en mostrarlos al mundo y no dejar lugar a la duda. Desde la absoluta falta de creatividad compositiva ya comentada, hasta las carencias melódicas de Davis (más claras que nunca en la desafortunada ‘The Hating’), pasando por las infantiles letras o la horrible presentación de los breaks (especialmente los de ‘Take Me’ y ‘Everything Is Falling Apart’); todo se expone de forma que a nadie se le pase por alto.

Sin duda alguna, The Serenity Of Suffering es el disco perfecto para ejemplificar las mayores calamidades que se cometieron en el seno del nu metal. Aquí me voy a poner blando, y diré que el esfuerzo por combinar diferentes géneros y potenciar la música urbana dentro del metal fue muy interesante y dio paso a grandes cambios en el mundillo, de modo que no todo lo relativo al nu metal es «el terror». Pero, centrándonos en lo exclusivamente musical, esta mirada al pasado que ha presentado Korn es la constatación de lo que ya intuíamos: que aquello no estaba nada bien.

Calificación: 2,8